El secreto del Mazda 787b Wankel: trompetas de admisión variable

Mazda 787b

Una de las mayores curiosidades del Mazda 787b es que es hasta la fecha el único ganador de las 24 Horas de Le Mans con motor rotativo Wankel. Sin embargo, en su sistema de admisión consiguieron resolver un grave problema para alcanzar la victoria.

El Mazda 787b es un gran icono a nivel mundial. Se trata de un prototipo que consiguió la victoria en las 24 Horas de Le Mans usando un motor rotativo Wankel. Hasta la fecha, el único en hacerlo y seguramente no volverá a suceder, tras la prohibición de la FIA a estos motores.

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Sin embargo, Mazda tuvo que enfrentarse a una serie de problemas relacionados con esta tecnología que ya conocían muy bien, debido a sus coches deportivos de calle. El consumo de aceite y la fiabilidad estaban controladas con la limitación de potencia. Sin embargo, la falta de par a bajas revoluciones era un mal endémico en estos vehículos.

Admisión de geometría variable para el Mazda 787b

Motor rotativo Wankel R26B Mazda 787b

La solución en las calles pasó por instalar un sistema biturbo en el Mazda RX-7, por ejemplo. La respuesta mejoró notablemente en todos los rangos de revoluciones, pero esto no era posible en el hypercar de resistencia.

A efectos prácticos, en un coche atmosférico, un mayor recorrido de admisión proporciona mayor par a bajas revoluciones. Y cuando estas suben, un menor recorrido favorece la aspiración de aire. ¿Cuál había que elegir de las dos? Pues la marca de coches japoneses decidió implementar ambas.

En el motor Wankel de 4 rotores de 2,6 litros instalaron cuatro trompetas de admisión que podían aumentar su longitud o acortarla mediante dos actuadores hidráulicos. Una trompeta para cada rotor del bloque R26B de 700 CV a 9.000 rpm. Aunque podía ir mucho más allá en pruebas como la clasificación.

Si bien, estos componentes ya fueron introducidos en el Mercedes-Benz W196 de Fórmula 1 que condujeron leyendas como Juan Manuel Fangio o Striling Moss. Fueron prohibidos una buena temporada en F1 y más recientemente, se han usado en coches como el Ferrari F12 o incluso en el motor 2.0 TSI del Grupo Volkswagen actualmente.

Este sistema permitió aumentar el rendimiento del bólido en La Sarthe, que junto a sus 200 kg menos de peso que el resto de los rivales, supuso una ventaja sustancial sobre la pista y en términos de ahorro de combustible.

Aunque fue (y sigue siendo) muy utilizado en competición, lo cierto es que  la mayor parte de deportivos actuales han evolucionado este concepto a los colectores de admisión de longitud variable, como los que se ven en el motor K20C1 del Honda Civic Type R o los antiguos motores V8 de 4,2 litros de Audi. ¡Toda una evolución!