Chevrolet Camaro

La historia del automóvil se caracteriza por haber disfrutado de diferentes periodos que la han condicionado enormemente. Generalmente, estos periodos también han supuesto el crecimiento exponencial de algunas de las ramas que componen esta industria. Uno de los más destacados fueron las décadas de mediados del siglo XX, donde la industria automovilística norteamericana dio un paso de gigante. Los años 50, 60 y los primeros 70 fueron testigos de una de las etapas más prolíficas en lo que a fabricación de coches se refiere. Y sin embargo, en un mercado tan saturado y con una oferta increíblemente variada, hubo coches que lograron hacerse notar por encima del resto, logrando disfrutar de un lugar de honor durante el más de medio siglo que han estado a la venta.

Entre las marcas que lograron colocar a sus modelos como líderes en ventas está una de las favoritas para los conductores americanos, Chevrolet. La firma del grupo General Motors siempre ha peleado con Ford por el liderazgo de ventas en Estados Unidos, hasta tal punto que los modelos de ambos fabricantes llegaron a construirse con el único propósito de desbancar a su rival. Uno de estos coches fue el Chevrolet Camaro, que apareció por primera vez en 1967 para plantarle cara a un Ford Mustang que se posicionaba como el rey de las cuatro ruedas. Pero la llegada del Camaro puso fin a esta hegemonía, ya que su diseño y su potencial mecánico dieron un giro a las preferencias de los clientes. Cincuenta años después, y con algunos altibajos bien superados, el Chevrolet Camaro vuelve con su última generación. La fórmula que pretende lograr el éxito para este 'muscle-car' sigue siendo la misma que la de hace medio siglo: un enorme y potente motor V8 que genera caballos suficientes para mover una carrocería de diseño renovado. Sin embargo, este nuevo Camaro también quiere hacer sus pinitos en el mercado europeo, por lo que los materiales y estructura del chasis se han renovado para hacerlo más acorde con los cánones de las marcas del viejo continente.

Sin duda alguno, uno de los principales atractivos del nuevo Camaro es su motor. El propulsor que Chevrolet ha diseñado para su niño mimado es un ocho cilindros en V de 6,2 litros que es capaz de ofrecer 432 caballos de potencia y 569 Nm de par. Gracias a su propulsor, el Camaro puede acelerar de cero a cien kilómetros por hora en 5,2 segundos, un tiempo nada reprochable para un automóvil que pesa casi 1.800 kilos. Este motor, además, puede combinarse con una caja de cambios automática que nos hará sentir como en plena 'Ruta 66'. Sin embargo, para sentir mejor el potencial que el Camaro esconde bajo el capó, recomendamos la transmisión manual de seis velocidades que el coche trae de serie. En este motor hay un valor que también destaca, y es el de su consumo. Si bien es un dato que no importa demasiado a los auténticos 'petrolheads', puede que resulte de interés a la hora de llenar el depósito. Este Chevrolet Camaro ofrece un consumo en ciclos combinados superior a 14 litros por cada 100 kilómetros recorridos en el caso del cambio manual, mientras que la caja de cambios automática puede llegar a reducir este consumo en apenas un litro. Con este coche es probable que no nos ganemos el aprecio de los ecologistas, pero el dueño de la gasolinera del barrio estará encantado con nosotros.

En cuanto al diseño del coche, las imagen exterior del Camaro es una evolución lógica y coherente de lo que este coche pretendía representar en sus inicios. A pesar de disfrutar de un estilo propio, este coche tiene un aspecto inconfundible de coupé. La carrocería goza de unas dimensiones bastante generosas, ya que de largo roza los cinco metros. Pero sin duda, el encanto especial del que disfruta el Chevrolet Camaro reside en algunos pequeños detalles. En el frontal, por ejemplo, la parrillas y los faros han evolucionado enormemente desde aquella primera generación de 1967, pero siguen conservando una imagen fiera y agresiva similar a las primeras versiones. En el lateral destacan sus enormes pasos de rueda traseros, que ya se podían apreciar en los primeros diseños del coche. Por último, la trasera del coche acoge unos conjuntos ópticos que recuerdan perfectamente a los del modelo original. Todo el diseño de este Camaro trata de evocar esas primeras generaciones del coche, sobre todo las de los años 60, pero con un aspecto moderno y atractivo. Una combinación interesante que mezcla lo mejor del pasado y del futuro.

El interior puede que sea una de las facetas menos llamativas del Chevrolet Camaro. Y no porque esté mal elaborado o por en él se eche de menos algo, sino porque después del gran conjunto exterior del coche, todo lo demás parece quedar en segundo plano. A pesar de todo, conducir el Camaro es cómodo y no requiere esfuerzos extra. El puesto de conducción es confortable y supone un escenario perfecto para que el conductor pueda controlar toda la potencia del coche. Además, el equipamiento extra se puede adquirir por un pequeño extra de dinero, lo que permite que cada uno conduzca un Camaro que se ajuste a sus necesidades. El resultado final de la nueva generación de Camaro es un automóvil perfecto para recordar la época dorada de la automoción norteamericana pero que se adapta a las exigencias de los conductores europeos. Un pieza única perfecta para cualquier coleccionista.

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